lunes, 31 de diciembre de 2007

Cosas

Resulta curioso lo que da de sí una vida. En los más de 30 años (uf) que llevo yo en el mundo podría decir que apenas he tenido tiempo de hacer nada. Tres décadas y apenas podría citar un puñado de cosas que crea que valgan la pena mencionar (desayunar, por ejemplo, lo hago mucho, pero no cuenta). Casi siempre asociamos los logros de nuestra vida a otros seres humanos, yo soy más de asociarlos a las cosas. Casi siempre han sido cosas, y no personas, las que de alguna manera han motivado mis decisiones y/o acciones.

Cosas como el cine. A este singular arte debo lo que soy y en gran medida lo que seguiré siendo los próximos treinta años a menos que un gran cataclismo destruya todas las películas hechas y por hacerse. Lo aclaro porque si un cataclismo se cargara a la humanidad entera y yo siguiese aquí con todas las películas aún disponibles, francamente, lo mismo ni me enteraba de tal extinción masiva.

Cosas como la música. Otro arte. Por cierto, si el cine es el séptimo, ¿alguien sabe cuáles son los otros seis y el orden que les corresponde? Yo creo que todo el mundo conoce el séptimo (el cine) y el noveno (el cómic) pero, por diez puntos, ¿cuál es el quinto? Bueno, pues la música, pongamos que es el tercer arte, es la otra cosa de la que soy deudor absoluto. Como compositor, y como oyente.

Cosas como internet. Y aquí los conceptos filosóficos ya se me disparan al infinito y como hoy no me siento lo suficientemente pedante mejor no me meto en este bosque. A modo de resumen: resulta que ermitaños como yo, que huimos de todo contacto con el resto de seres sintientes del universo (incluyendo animales y plantas), encontramos en internet el medio perfecto de comunicación para con nuestros iguales. Y no sólo es que me sienta un Enjuto Mojabuto (que lo soy) sin más alma que el teclado y el ratón. Es que con la red el universo se ha expandido hasta límites insondables. No sólo se asoma uno a una ventana (ésta) donde puede explorar el alma de otros seres mucho mejor que la mayoría de contactos físicos naturales, sino que somos capaces de asomarnos al universo (Google Earth, por poner un caso) como si de, en efecto, la ventana de un trasbordador espacial se tratase. Dirán lo que quieran de que esto nos aliena. Yo creo que nos expande. Pero como ya he dicho, mis niveles de pedantería de hoy no están como para extenderme más en este rollo.

Cosas, cosas y más cosas.

Ya ven lo limitada que ha sido mi existencia.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Resumen 2007

Todo el mundo hace balance de un año en los días de su extinción. Y yo no voy a ser menos.

Resulta curioso escribir algo que sé que sólo me interesa a mí (y ni eso) y que sé a ciencia cierta que nadie, absolutamente nadie (ni yo) va a leer nunca. Pero bueno, así practico con el teclado que últimamente ando fatal de pulsaciones.

Hacer balance del año 2007 para mí es hacer balance de uno de los años más fructíferos de toda mi vida. Si no el que más.

Son tres los años que, sin duda alguna, han marcado de manera singular toda mi existencia en este planeta. Uno, el año 1988 (el paso de la niñez a la adolescencia); otro, el año 1995 (el paso de la adolescencia a la madurez) y el último, este año, 2007.

Son muchos los motivos. En el plano personal, aparte de mi divorcio (del cual ya hablé e incluso le dediqué un capítulo) este año ha estado repleto de éxitos (o así lo veo yo ahora, a ver lo que me cuenta la perspectiva del tiempo). Me he comprado un piso (otro); he establecido nuevos vínculos afectivos (por favor, qué pedante suena esto... pero bueno, ¿a quién quiero engañar? ¿no ha quedado ya claro lo pedante que soy?)...

Pero es sobre todo en el plano profesional donde más satisfecho puedo sentirme. En un sólo año he “vendido” el guión de tres largometrajes. Uno en forma de subvención. Y los otros dos a una productora de animación. Además, este arte que siempre me ha fascinado como lo es la animación y que por mi situación geográfica jamás pensé que podría tocar profesionalmente (sólo como espectador) me ha abierto sus puertas en forma no sólo de estas películas, sino a través de un par de series bastante aceptables.

Sin duda ha sido mi paso por la animación lo que más me ha llenado este año, ya que ciertamente en el resto de terrenos sigo como siempre: he escrito y/o dirigido vídeos comerciales, spots publicitarios, una serie de televisión... en fin, lo de siempre.

Otro hito a destacar ha sido la conclusión no de uno, sino de dos documentales. Y la grabación, por fin, de la banda sonora de un cortometraje que me hacía especial ilusión ya que se trataba de mi primera partitura en estilo “western” y para un admirador como yo de Leone (léase, Morricone) poder escribir música con ese peculiar estilo que mezcla guitarras, armónicas, silbidos y banjos ha sido mucho más que un gustazo.


En fin, un año para recordar, de esos que permanecerán durante mucho tiempo en la memoria. A menos que el próximo sea aún mejor.


Ya veremos...

lunes, 10 de diciembre de 2007

Fin de rodaje

Recientemente he terminado el rodaje de un documental. Otro. Y van...

Pero éste me ha parecido especialmente interesante, para empezar, porque suponía el reencuentro con algunos compañeros con los que hacía tiempo no trabajaba y me apetecía volver a hacerlo, pero también por la gente nueva que he conocido.

En el terreno de los conocidos están el guionista, uno de mis mejores amigos desde hace ya doce años. ¡Doce años! Dios, qué viejo me siento cuando me pongo a recapitular con este tipo de cosas. Así que, si se trata como digo de uno de mis mejores amigos, mejor no ahondar en su tarea puesto que todo serán parabienes. Obviamente.

Otro gran amigo con el que hacía tiempo que no coincidía profesionalmente era el director de fotografía. Un tipo tan culto e interesante como entrañable. Un gran profesional con el que espero seguir coincidiendo en futuros trabajos. Con él ya había trabajado anteriormente y, la verdad, ha sido un gustazo volver a hacerlo.

Los productores también son viejos conocidos y amigos. De hecho, me gustaría trabajar más a menudo con ellos, ya que lo hago muy a gusto. Por cierto, la última banda sonora de la que ya hablé aquí la hice para ellos. Y ahí también me explayé en parabienes. Si es que, en el fondo, soy un meloso...

Notarás que evito dar nombres. Sí, no he pedido permiso a nadie para poner sus nombres en la web, así que, ¿para qué?

En el terreno de los nuevos hallazgos he de destacar a la ayudante de producción, una chica alemana que, como su idiosincrasia obliga, era la mar de puntual, profesional y... encantadora. Sí, una chica tan agradable como rigurosa en su trabajo. De hecho, a la mitad del rodaje el equipo de producción cambió (por un traslado geográfico). Y el cambio se notó bastante... para mal. El rigor, profesionalidad, tenacidad y disciplina que ella había instaurado en el rodaje desapareció casi por completo. Y también la frescura, vitalidad y alegría que ella insuflaba. En fin, no se puede tener todo.

No tan bien me fue con el jefe de sonido, que si bien su trabajo lo hacía profesionalmente no se puede decir lo mismo de su actitud personal. Impuntual por naturaleza, hacía que el pobre chico encargado de las recogidas tuviera que quedar con él siempre, como mínimo, con media hora de antelación. A veces me tocaba a mí ser recogido antes y fui testigo de las muchas esperas en la puerta de su casa. Francamente, en el futuro evitaré volver a trabajar con una persona así.

Hace un par de semanas se emitió en televisión el anterior documental que dirigí y que, la verdad sea dicha, me quedó la mar de mono (¿qué clase de adjetivación es ésta para un documental? Si no me entiendo ni yo...). Espero que éste, cuando esté montado y acabadito, quede igual o mejor, que la ocasión y mis pagadores lo merecen. Aunque, por lo pronto (y como suele suceder en este oficio) algunas de mis primeras ideas no han acabado de calar mucho entre el equipo. Bueno, al menos, no en los productores ejecutivos. Pero ya se sabe, ¿qué sería de un buen productor si no frunce el entrecejo ante las descabelladas ideas de estos tipos que se creen artistas cuando lo único que hacen es decir “acción” y “corten” mientras el resto –fotógrafos, sonidistas, maquilladores, etc- se lo ponen todo por delante?

Pues nada, intentaré pelear esas ideas y, si no cuelan, pues al saco. Ya las reciclaré en futuros proyectos.

Si es que no hay nada más bueno para el medio ambiente que reciclar. Y para los “artistas”, ni te cuento.

Un momento del rodaje