sábado, 10 de mayo de 2008

Cosas que pasan

¿A quién no le ha pasado esto alguna vez?

martes, 6 de mayo de 2008

Una de romanos

Ayer se estrenó en televisión otro de los proyectos en los que he trabajado recientemente, se trata de una serie de humor ambientada en la época romana que no interesó a nadie. La audiencia fue pésima.

La serie era bastante arriesgada. ¡Una serie de romanos! ¡Y pretendidamente cómica! Estoy acostumbrado a que las cosas que hago produzcan risa sin que ése sea el efecto buscado (a veces por lo cutre, otras por lo... cutre) pero en este caso había que hacer reír de verdad. Para el estreno nos reunimos todo el equipo que la llevamos a cabo (actores, directores, guionistas...) en un pub y la respuesta fue bastante buena. Traducido: la gente se rió. Claro que eran los padres de la criatura, si no se ríen estos, a ver quién.

Aún así, y visto lo visto, no creo que el experimento fuese tan fallido como ahora dirá todo el mundo a tenor de los tristes resultados de audiencia. Porque esto es lo de siempre: si la audiencia hubiese sido buena todo el mundo saltaría con la fórmula de la Coca-cola en plan “yo ya lo sabía, el público demandaba algo nuevo, fresco, bla, bla, bla” pero como no ha colado, los mismos saldrán con la misma fórmula de “se veía venir, es demasiado rara, a mí nunca me gustó porque bla, bla, bla”.

Las cosas nunca son blancas ni negras. Y los que ahora despotricarán contra la serie ni que decir tiene que no tienen ni idea porque si la audiencia hubiese ido bien estarían diciendo lo contrario. Lo he visto un millón de veces. Y esto de las audiencias es una lotería.

La serie no es ni buena ni mala. Tiene cosas buenas, malas y horribles, pero si echamos un vistazo a lo que se emite en televisión, no es mucho peor que muchos otros productos vomitivos que consiguen inexplicablemente el respaldo de la audiencia.

Así son las cosas. Imagino que emitirán los capítulos ya grabados y dentro de un año ya nadie se acordará de ella. Una pena. Pero así son estas cosas...

domingo, 4 de mayo de 2008

Sirenas

Y ahora que se acerca el verano, en pleno mes de mayo, entre estornudos y erupciones provocadas por la siempre puntual alergia (una de las pocas cosas puntuales en esta puñetera ciudad) todo se me viene encima.

Trato de salir adelante cargando con nueve proyectos distintos, pero el que cada vez más reclama por mi parte es el del estreno de mi primer musical de gran formato. Hace tiempo escribía (aquí mismo, por cierto) lo mucho que me fascinan los espectáculos musicales. Matizo ahora: como espectador. Levantarlos puede dejarlo a uno baldado.

Por lo pronto, hacen falta muchos hombros y no todos tienen la suficiente fuerza. Sí, unos buenos costaleros hacen falta para esto. Y yo, que sólo con cargar mi mochila ya me canso, pues hazte una idea.

Francamente, el musical –a fecha de hoy- pinta bastante bien. Se trata de una comedia muy divertida y el reparto promete... ya veremos si se cumplen las promesas. Ahora bien, escenografía, música, canciones, diseño de luces, construcción de decorados, ensayos... eso es una barbaridad de trabajo. Pero una auténtica barbaridad. Porque, para colmo, he aceptado encargarme de componer los temas instrumentales del espectáculo. Por si fuera poco la titánica tarea de dirigirlo, o sea, supervisar absolutamente todo lo demás.

Estrenamos dentro de un año aproximadamente. Llevo dos años trabajando en el proyecto y ahora que se acerca la recta final cada vez lo afronto con más estrés e interés al mismo tiempo. El compositor que se ha contratado me parece que puede hacer un muy buen trabajo y el elenco que finalmente ha quedado tras diez mil castings creo que también puede ofrecer mucho.

Ya veremos...