viernes, 31 de julio de 2009

Freud Up

Cuando salí de ver esta película pensé “¿es cosa mía o esto es puro Freudianismo recalcitrante?” así que rebuscando en las críticas de internet he visto que más de un avispado crítico no ha podido evitar comparar el guión de “Up” con la teoría del psicoanálisis de Freud.


En efecto, el maestro Freud hablaba de que la casa en los sueños simbolizaba el “ego” y la película “Up” sigue casi al pie de la letra el método clásico del austríaco para psicoanalizar a este señor mayor que debe soltar el lastre de su pasado para seguir adelante en la vida, con ese niño (¿oriental? eso no lo pillo) que en realidad es una proyección de sí mismo en la infancia.

Por cierto, que leyendo las críticas de la película parece que todos se han vuelto un poco locos con ella. Al menos diez críticos piensan que es la mejor película del año. Y no pocos que es la mejor película Pixar... ¿pues no ven que esta gente ha hecho un pacto con el Diablo? No se me ocurre otra explicación. Consolémonos pensando que los demás sólo somos simples mortales, pero que no nos quemaremos en el Infierno por el resto de la Eternidad como ellos.

Por cierto, me encantó ésta frase de la crítica de Movie City News. ‘Si Wall-E era la película de James Cameron de Pixar, Up es su película de Jean Cocteau’.

Amén a eso.

miércoles, 29 de julio de 2009

No estoy

En realidad no estoy escribiendo esto, estoy escribiendo el guión de un largometraje. Pero me aburro, he llegado al eterno punto muerto, estoy estancado y aburrido así que me he puesto a escribir esto a ver si llego a algo que me ayude con el guión.

Seguramente no. Acabaré apagando el ordenador y volviendo a poner el Fallout 3 para matar algunos mutantes. Así son las cosas.

Pero, por si acaso, voy a seguir escribiendo. Quién sabe. Lo mismo algo sale de aquí y puedo volver a mis mutantes con un par de páginas de guión más escritas.

Ingenuo.

También estoy empezando a trabajar en un nuevo programa de televisión, pero eso es otra historia. Cómo me gusta irme por las ramas, sobre todo cuando estoy escribiendo un guión.

¿Vuelvo a mis mutantes?

Mejor no.

Lo curioso del caso es que ando atorado con el nombre del malo de mi película (se aceptan sugerencias). Mi primera propuesta no gustó en la productora. Mi propuesta era lamentable, dicho sea de paso: Samuel. ¿Qué coño de nombre es ése para un villano?

Puede parecer una chorrada, pero el tema me tiene frito. Lo peor es que ya he llegado a ese punto en que te obsesionas tanto que la propia obsesión te bloquea. Lo mismo le robo el nombre a alguien, no sé.

Pero no conozco a nadie con nombre de villano.

Casi todo el mundo que conozco se llama Alejandro. O Javier.

Me gusta mucho el nombre del villano de “Cronos", Jesús Gris. Pero claro, ése ya está cogido.

La verdad es que ponerme a escribir esto no me ha dado ni una sola idea. Sigo igual de atascado que al principio y además he perdido el tiempo y te he hecho perder el tuyo. Aunque te lo mereces por venir aquí a leer las cosas que yo escribo. ¿No te has enterado ya de que no tienen interés alguno?

En fin, ¿por qué seguir engañándome? Mejor me voy a matar mutantes.

miércoles, 22 de julio de 2009

jueves, 9 de julio de 2009

Galas

Las galas de premios de los festivales de cine son un mundo aparte. Cuando uno ve la ceremonia de los Goya y piensa “¿qué cretino ha dirigido esto?” yo en realidad medito “¿qué infeliz se ha dejado engañar para poner su nombre en esto?”. Porque sé de qué va la cosa. Porque la he sufrido tantas, tantas veces.

He dirigido ya más de una docena de galas de entrega de premios en distintos festivales, con más o menos solera, emitidas por televisión o no. Y –casi- siempre pasa lo mismo.

A continuación, un listado de razones para que cuando te pregunten si quieres dirigir una gala de entrega de premios digas NO.

Ni que decir tiene que el recordatorio es para mí mismo:

1.- Normalmente se suelen llevar a cabo en teatros públicos. En ellos el funcionariado que allí trabaja está más preocupado de cumplir sus horarios y de sus reivindicaciones sindicales que de sacar adelante la gala con presteza y esfuerzo. Esto refleja en fallos y problemas técnicos de todo tipo.

2.- Aunque te pongan el título de “director” la gala no la diriges tú. Ni se te ocurra, de hecho, o estarás despedido. La gala en realidad la dirigen:
· El Alcalde o Alcaldesa del pueblo, villa o ciudad donde se celebra el acto.
· Los presentadores, que llegan a última hora, no se leen el guión –ni lo pretendas- y una vez se abre el telón la gala es suya hasta que acaba. Si coincide algo de lo que hacen o dicen con lo que tú tenías previsto en el guión será por pura coincidencia.
· El director o directora del Festival. Normalmente, un puesto político ejercido por un político que no tiene ni idea ni de cine ni de galas ni de premios, pero que querrá aparentar que hace su trabajo tirando por tierra todas tus decisiones.
· En menor medida, el personal del teatro donde se celebra, que hacen su propia gala (el de luces la suya, el de sonido la suya, etc).

3.- En un principio te dirán que puedes contar con tu propio equipo (iluminador, escenógrafo, etc) pero no te dejes engañar. Cuando te presentan el presupuesto y te das cuenta de que no podrás pagar a ninguno desistirás. Entonces ellos propondrán a un equipo que no cobra. ¿Y por qué no cobra? Porque o son funcionarios o son incompetentes. O las dos cosas a la vez, que suele ser lo habitual.

4.- Y en esta teoría de la conspiración, ¿quiénes son “ellos”? Nadie lo sabe. Todo el mundo, TODO EL MUNDO, siempre hace alusiones en tercera persona. “Dicen que”, “Me han dicho que te diga que”... Hay un Gran Hermano que todo lo ve, que manda mucho y al que nada le gusta pero al que jamás, nunca, nadie, sabe poner nombre y cara. Un diálogo de ejemplo:
- Han leído tu guión y no les gusta.
- ¿Quiénes?
- ¿Quién va a ser? La gente del Festival.
- ¿Y qué gente es ésa?
- Coño, quién va a ser, los que mandan.
- ¿Y quiénes son esos que tanto mandan?
- Pues la gente del Festival.

Sí, el mundo de los Festivales de cine es así de Orwelliano.

miércoles, 8 de julio de 2009

lunes, 6 de julio de 2009

Mi profesor es un zombie

Más de uno lo hemos pensado, ¿a que sí? Pues atentos a esta historia que voy a contarles para volver a aburrirles una vez más con mis anodinas experiencias vitales.

Estaba yo a eso de las 5 de la mañana matando zombies- entiéndase, en la pantalla del televisor- cuando tuve que poner en pausa el juego a riesgo de sufrir un shock embólico. Y es que uno de los zombis que se acercaba a mí era mi profesor de matemáticas de bachiller. Vamos, era exactamente su versión zombie, es decir, un poco más pálido que en la realidad, pero por lo demás, clavadito.

Teniendo en cuenta que siempre fuí un alumno aventajado de altas notas y consiguientes sopapos a la salida de clase y que las matemáticas fue la única asignatura que se me atravesó en el bachiller ostentando el honor de ser la única que tuve que recuperar en septiembre, pueda pensarse que algo de psicologismo cutre o proyección del subconsciente pueda haber en el caso.

Pero no. Aseguro que ese zombie no es una proyección mental mía a santo de un inmerecido suspenso. Aparte de que llegaría con quince años de retraso –aunque vete tú a saber si yo tengo el subconsciente más saturado que los juzgados de Plaza Castilla y los casos de neuras salen a flote con el mismo retraso que las operaciones por quistes de la seguridad social- puedo asegurar -y aseguro- que a ese zombie lo vi con los ojos de la cara, no con los del inconsciente.

Total, que una vez sobrepuesto del consiguiente susto, volví a reanudar el juego y con más ganas si cabe, estrellé un extintor contra la cabeza de mi profesor de matemáticas, que reventó en el acto.

¿Y las de horas de psicoterapia que me he ahorrado en un posible futuro?

Yo también tengo amigos. Pocos, pero los tengo

Pocos amigos me quedan ajenos al medio en el que me muevo, es un efecto colateral de cultivar el bello arte de bailar el diávolo.

De mi infancia sólo uno, aunque es más un hermano postizo que un amigo. Ya hemos llegado a ese punto en que si a él le cortasen una mano, como poco, la mía se quedaría entumecida indefinidamente. Así de unidos estamos, si no más.

Quince años hará ya que conozco a otra de las personas que más aprecio en este aburrido mundo. Guionista, crítico de cine y escritor ocasional, es uno de los intelectos que más admiro y una de las mentes de las que yo más haya podido aprender. Cada vez que gano algo de dinero con algo que haya pensado o escrito casi me siento en la obligación de darle un porcentaje, pero no vayan ustedes a decírselo, no sea que me quiera venir a cobrar las rentas atrasadas.

De todos los alumnos que he tenido –que ya superan el centenar, sea eso bueno o malo- sólo uno –una- considero mi amiga. Lo curioso es que el cariño que le profeso supera todo el que sienta o haya sentido jamás por todos los demás juntos. Lo mismo debo repartir más cariño y no concentrarlo tanto en el mismo sujeto, pero así es la cosa.

Lo curioso del caso –en un grado leve de curioso, que comparado con el oráculo Bacon el nivel de curioso de este caso palidece- es que en un principio esta persona ni me gustaba. Pero hete aquí que con el devenir del tiempo no sólo empecé a valorar sus –muchas- virtudes, sino que a día de hoy es de las personas que más admiración y cariño me despiertan. Así que para que luego digan que las primeras impresiones son las que cuentan. Ni de coña.

Curioso también –en el mismo grado- es que su –actual- novio también es una de las personas que yo siempre en más estima y consideración he tenido. Antes incluso de que ambos se conocieran –gracias a mí, todo sea dicho, para mi mayor orgullo y satisfacción, que diría Su Majestad. Un señor de gran cultura y alta talla intelectual que no se queda atrás en lo humano, pues además de un excelente profesional es también uno de esos de los que me enorgullezco en llamar ‘amigo’.

También hay una pareja de amigos muy especial -marido y mujer quiero decir por pareja- que no sólo debo considerar amigos, sino incluso benefactores, pues me dieron asilo político en una época en la que me hubiera visto viviendo debajo de un puente. Y, lo más curioso, tienen una hija en la edad que hay entre ser bebé y ser humano que también considero mi "amiga". Ya ves qué cosas.

Cierto es que me dejo personas en el tintero, pero no sería mucho más largo este artículo si los hubiera incluido a todos, por descontado.

Y ahora, tras leer este artículo, puede usted seguir la tarea de aburrirse leyendo textos sin trascendencia como este inútil artículo sobre la reproducción del grillo doméstico:
Artículo.

jueves, 2 de julio de 2009

Bioshock

Gore Verbinsky está preparando la adaptación cinematográfica de esta pasada de juego. ¿Y de qué va esto de Bioshock?
Pues esto vas tú en un avión que se estrella en mitad del océano (sí, como en las noticias) pero da la puta casualidad (¿o no?) de que justo donde estás a puntito de ahogarte se encuentra la entrada a una ciudad submarina creada por un señor con más duros que cerebro. Ah, se me olvidaba, son los años 60 así que todo tiene la pinta de los años 60: la música, la estética, los trajecitos...
Tú nada más llegar ves una jeringa enorme con un líquido azul dentro y no te lo piensas y te la enchufas al brazo. Con eso ya te resumen sin tener que explicarlo el currículum de yonki que tiene tu personaje. Claro, así no es extraño que el resto del tiempo te lo pases viendo bichos raros y pegando más voces que un tendero en la plaza de abastos (por lo menos en el doblaje español no veas las voces que da la gente en este juego).

Total, que con este colocón vas dando vueltas por Rapture -que es como se llama esta ciudad submarina- que más bien se parece a un pueblo de Texas porque a los extranjeros como tú sólo los reciben a palos y descargas eléctricas. Así que vas esquivando tiparracos que también se han metidos sus jeringazos y como resultado del subidón quieren abrirte la cabeza con llaves inglesas.
Bioshock es un juego en primera persona (shooter) con una ambientación impecable, unos gráficos impresionantes (gracias a un inteligente y excelente diseño gráfico) una extraordinaria música y una jugabilidad que ya la quisiera el puñetero Mirror's Edge (he matado a la protagonista de este juego casi tantas veces como Televisión Española a Chanquete).

Y mención aparte merece el guión, que es de esos de hacerte pensar, pero no en plan Super Mario "¿voy por la derecha o por la izquierda?" sino en plan "¿me compensa ser menos humano para sobrevivir?". Porque de eso va la cosa. Entras en un mundo inhumano pero cuando sales de él eres el menos humano de todos. A medida que vas perdiendo tu Humanidad te vas haciendo más y más poderoso pero la diferencia del juego respecto a una película es que en un momento dado el jugador puede decidir si quiere seguir perdiendo esa humanidad o si quiere seguir siendo un ser humano.

Así, según las decisiones que vas tomando el juego toma un cariz u otro hasta el punto de que incluso el final no es el mismo si has acabado diciendo "al carajo, soy un animal y me encanta" o si decides "no, no voy a dejar de lado mi Humanidad y me voy a comportar como un ser humano".
En fin, una maravillosa obra de arte más que recomendable.

miércoles, 1 de julio de 2009

¿Hasta cuándo la gente va a seguir vendiendo su alma a los de Facebook sin darse cuenta de que estos cabrones se están aprovechando de todo el mundo?

El verano ha empezado francamente bien. Además de poder descansar un poco más de lo normal –aunque no podemos llamar a mi estado actual “vacacional” ya que sigo haciendo trabajos esporádicos- me estoy poniendo al día en cuanto a varias cosillas que tenía pendientes.

La primera, las series que he aprovechado para rescatar.

Además de las siempre interesantes “The Tudors” (tercera temporada) o “The Office” (quinta temporada... y tan brillante como siempre) he hecho algunos descubrimientos.

El primero “Breaking Bad” que aunque está bastante bien ejecutada no deja de ser un más de lo mismo de la última moda americana: hacer del protagonista alguien que ninguna señora querría de novio para su niña. Todo empezó por culpa del éxito de la sobrevalorada “House M.D.” donde un tipo cínico y desagradable se llevó de calle a todo el mundo. Y ahora, pues nada, cuanto peor el protagonista, mejor. Así, tenemos “Weeds” (protagonista: narcotraficante), “Dexter” (protagonista: asesino en serie), “The Tudors” (protagonista: lo peor de lo peor) y un sinfín de productos donde el canto es “cuanto peor sea el prota... mejor”. Y en “Breaking Bad” tenemos a un señor al que le diagnostican un cáncer terminal que le lleva a querer dejar de ser un hombre bueno y se vuelve malo (sí, como dice el título)... muy malo.

Pero el gran descubrimiento ha sido “Neon Genesis Evangelion”. Sí, la del 96, así de retrasado voy, ¿qué le vamos a hacer? Excelente producto japonés aunque como es más viejo que el logo de Coca-Cola (¿no lo van a renovar nunca? ¿Nadie ve que se ha quedado antiguo?) no me voy a extender porque todo lo que se podía decir sobre ella seguro que ya se ha dicho, y muchas veces.

También llego tarde al descubrimiento de un nuevo arte: el de los videojuegos.

Es lo que tiene hacerse viejo, que uno va más lento en todo.

En este apartado “Bioshock” o “Fallout 3” me han dejado realmente pasmado. El nivel de los guiones o del diseño dejan en bragas a muchas películas que he visto últimamente. No es extraño que ambos videojuegos estén ya siendo trasladados al cine. Seguramente con peores resultados que sus originales. Otros grandes han sido “Condemned” o “Mirror’s Edge”, éste último el juego más complicado con el que me he topado en la vida. Pero no podrá conmigo... creo.

En lo que se refiere a cosas que se puedan disfrutar sin tener que mirar a una pantalla... ¿qué? A que no sabes a lo que me refiero. Pues sí, aún quedan algunas cosas –pocas- fuera del monitor. En serio. Como los libros. Que sí, que tú te lo lees en youkioske.com, pero eso todavía no es lo normal. Todavía.

Libros: “M” es la adaptación al cómic que el pintor John Muth ha realizado de la película de Fritz Lang. Una pasada. Y punto.

Es que no se me ocurre qué más decir al respecto.

Y de Facebook no voy a hablar, ¿para qué? Al final lo he dicho todo en el título del post.

Ya me vale.