sábado, 27 de marzo de 2010

El cine como parábola

Una película puede cambiar la vida de las personas, hacerlas cuestionarse su comportamiento, alterar el estado de toda una sociedad… eso lo sabemos pero, ¿de dónde procede este inmenso poder del arte cinematográfico? Pues este poder tiene una naturaleza muy parecida al poder de Jesucristo.

Tranquilo, no te voy a dar una charla teológica, ni mucho menos, pero recordemos por un momento cómo impartía Jesucristo sus enseñanzas: a través de parábolas. Así es como, usando metáforas, sus lecciones de moral llegaban a todo el mundo y cada persona las aplicaba a su vida de manera concreta, precisamente porque la enseñanza en sí no tenía nada de concreta. Si quería hablar de las personas que se apartaban del camino recto, por ejemplo, hablaba de la “oveja descarriada”. El público que le escuchaba, precisamente por el poder sugestivo de la metáfora empleada, era más receptivo a sus enseñanzas.

Así, haciendo referencia a un elemento (oveja descarriada) para en realidad referirse a otro (el pecador), llegó a miles, cientos, millones de seres humanos.

Igual sucede en el cine. Es más fácil llegar al espectador a través de la parábola que mostrándole lo que queremos enseñarle de manera literal. Por naturaleza, el ser humano es rebelde y reacio a que le adoctrinen o siquiera quieran aconsejarle. Si mostramos nuestro punto de vista u opinión abiertamente y de manera literal en un guión, es más fácil que encontremos al espectador reacio e incluso contrario, ¿quién somos nosotros para enseñar nada a nadie?

Sin embargo, a través del juego de la metáfora, la metonimia o la parábola el espectador absorberá esa información subjetiva incluso sin darse cuenta.

Para que veas con claridad de lo que estamos hablando, veamos el ejemplo que menos te puedas imaginar que podría ponerse a la hora de abordar este tema. ¿Por qué una película como Superman (la clásica, no eso otro que se estrenó con el mismo nombre) aún hoy mantiene todo su poder, y sigue siendo uno de los mayores éxitos de la Warner? ¿Qué diferencia Superman de, pongamos por caso, Daredevil, otra superproducción basada en un héroe del cómic que pasó bastante desapercibida?

Cuando sus productores se propusieron llevar a la pantalla a este héroe, fueron muy conscientes de que si querían hacer una gran obra, el pilar fundamental era un guión sólido. Cualquier otro hubiera pensado que una historia sobre un tipo con los calzoncillos por fuera y una capa que va volando por ahí no valía tanto esfuerzo en la fase del guión, y se hubiera centrado únicamente en perfeccionar los aspectos técnicos pero, afortunadamente, ése no fue el caso. Y tanto: se contrató nada menos que a Mario Puzo, autor de la saga de El Padrino y uno de los más grandes autores del pasado siglo. Inmediatamente, Puzo se dio cuenta de la dificultad de la tarea, recordemos que eran los años 70 y apenas existían obras basadas en personajes de cómic. El autor de El Padrino iba a firmar una película sobre un tipo vestido de azul con una S de “Superhombre” en el pecho. Se la jugaba, sin duda.

¿Qué hizo Mario Puzo? Utilizó esta historia como base para una parábola.

Y, además, no una parábola cualquiera.

Veamos la historia: un ser de una civilización superior envía a su único hijo a la Tierra. Éste tiene poderes sobrehumanos e incluso la capacidad de resucitar a los muertos (lo hace con Lois Lane). Eso sí, toda su infancia y adolescencia permanece anónimo, preparándose para su gran misión hasta que llega su 30 cumpleaños y está listo para “salvar a la humanidad”. En sus enseñanzas, su padre le explica que los seres humanos “quieren ser buenos, pero necesitan una luz que los guíe, alguien que les muestre el camino correcto”, y ésa será su misión en la Tierra.

¿No te suena la historia?

Algunos elementos más a ver si te queda más claro.
A sus padres “adoptivos” en la tierra, que no tienen más hijos aparte de él, les llega “desde el cielo” como (y cito textualmente) “respuesta a sus plegarias”.

¿Y has visto la curiosa forma de la “nave” que lo trae del cielo?


¿Aún no?

La imagen final es la de nuestro protagonista observando a toda la Humanidad desde los cielos, vigilante.


En efecto, la historia bíblica de la llegada del Mesías está trasladada casi literalmente en este relato aparentemente liviano y trivial. Mario Puzo sabía que si no quería hacer el ridículo debía incorporar varias capas a su relato, y vaya si lo hizo. Superman fue un éxito inmediato, uno de los mayores de la historia del cine y aún hoy sigue cautivando no ya por sus efectos especiales (más que superados) o su diseño de vestuario (el de Superman ya se ve bastante ridículo) sino por el poder de su guión, sustentado en una historia metafórica llena de Sentido.

Es exactamente la misma metáfora alterada la de las películas de Terminator. En este caso cito a Robert McKee: “Si vence al Demonio, al igual que la virgen María, Sarah Connor dará a luz al salvador de la Humanidad, John Connor (J.C.) y lo criará para guiar a la Humanidad hacia su liberación en el próximo Holocausto”. Amén.

Ahí reside gran parte del poder de un guión de cine. Normalmente, si vamos a escribir una historia no nos paramos a pensar “de qué estamos hablando en realidad con esa historia”. Es sólo eso: una historia. Y menos cuando hablamos de géneros “menores” como el de terror o el de ciencia ficción. Pero cuando alguien se lo toma un poco más en serio y se plantea usar la metáfora como base para el guión, surgen joyas como Blade Runner o 2001: Una Odisea del Espacio. Y ya ves que su grandeza nada tiene que ver con sus efectos visuales o la cantidad de vísceras que aparecen en pantalla. Sino con su Sentido.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Neil Patrick Harris bate un record

¿Y qué ha hecho? Ha realizado un número musical en las tres ceremonias de entrega de premios más importantes del mundo del espectáculo en una sola temporada: los Oscars, los Emmy y los Tony. Ahí es nada.






Como los Oscars están más que protegidos por derechos de autor,
esto es lo mejor que puedo ofrecer su actuación en esa ceremonia. Lo siento.

lunes, 22 de marzo de 2010

100 capítulos

How I met your mother cumplió esta temporada los 100 capítulos. Una de las series de mayor éxito de la CBS y en descargas de internet que esperemos llegue a los 200 y a los 300.

Para celebrarlo, el capítulo 100 incluyó un número musical especial a cargo de...

wait for it...

¡Barney Stinson! Aquí tienes el making of y el espectacular número musical en cuestión.



sábado, 20 de marzo de 2010

¿Dónde lo he visto antes?

¿No te pasa constantemente que ves una serie o una película y la cara de un tipo o una tipa te suena una barbaridad y no sabes de qué?


En Battlestar Galáctica, por ejemplo, tenemos al gran Gaius Baltar, todo un machote que se pasa la función tirándose a la modelo número 6 o a toda tipa que se deje. Pues bien, ¿sabes que este tío en realidad era el amigo gay de Bridget Jones?


Compruébalo aquí.


Ay, lo que hacen algunos por no salir del armario, hasta acostarse con top models. Pobrecillo.


Vamos a seguir, ahora vamos a Perdidos. Rachel Ticotin es la actriz que interpreta la madre de Kate en “Perdidos”, ¿te acuerdas de ella? ¿Dónde la has visto antes? Mira:


Sí, la mujer que se pedía Schwarzenegger en el catálogo de buenorras del Memorycall es la madre de Kate, ya ves qué cosas.


Sigamos con Perdidos, ¿y Faraday? Éste sí que ha dado vueltas. Fue el jovencito cara-despistao de Salvar al soldado Ryan:


O el colgao de Solaris.


¡Y todos esos personajes interpretados con la misma cara de lelo!


¿Eres seguidor de How I met your mother? Seguramente esto ya lo sepas pero mira quién es en realidad Barney:


Por fin sabemos a qué se dedica... y ya sabemos también que no sólo fue precoz en el sexo.


Por cierto que su amiguete Vicent del Pino, el que que se colaba por su ventana lo has visto en...


y en...


¿A que te sonaba esa cara?


Y una que se sabe todo el mundo. Christian Bale antes de salvar el mundo com Batman o John Connor fue...


...el niño de El imperio del sol. Míralo que rico viendo muerte y destrucción masiva la mar de contento. Así quedó de tocao que por las noches se enfunda un traje de rata con alas y sale a zurrar a payasos.


(Continuará...)

jueves, 18 de marzo de 2010

Alicia

"Estaba mucho mejor en casa.
Allí no me pasaba la vida creciendo y empequeñeciendo,
ni recibiendo órdenes de ratones y conejos".

¿Se puede resumir mejor la experiencia del crecimiento? Los cuentos de Alicia de Carrol siempre han figurado entre mis obras favoritas, intento leerlos al menos una vez al año.

Supongo que por eso estoy tan asustado ante lo que Tim Burton y la Woolverton (com se escriba) puedan haber perpetrado con estas obras cumbre del saber humano.

Y lo peor es que el poder del cine siempre se impone al literario y lo que hayan hecho esta gente es lo que quedará en el imaginario colectivo acerca de Alicia y su mundo. Igual que poca gente sabe que en el relato original la Sirenita de Andersen moría al final, sacrificándose por el Príncipe (que está enamorado de otra Princesa). Desenlace inevitable y fundamental para entender el cuento. Pero claro, para el mundo entero Sirenita no hay más que una y no se llama Ponyo, sino Ariel.

Ya veremos si el mundo entero deja de concebir a Alicia como niña para verla como adolescente (primer y mortal golpe a la obra de Carrol).

domingo, 14 de marzo de 2010

El punto de vista (y II)

Como ya dije, todo en una película lo mueve su punto de vista, su ideología, su premisa.

La freudiana El Maquinista gira en torno al sentimiento de culpa, y cómo ésta puede atormentarnos e incluso devorarnos vivos hasta que no nos libramos de ella. ¿Qué moverá pues al personaje? ¿Cuál será su principal motivación? La culpa. En este caso simbolizada en el desagradable personaje de Iván.

En El Maquinista no sabemos muy bien qué pasa hasta el final. Cuando descubrimos que el motor de todo hasta el momento ha sido la culpa, entonces atamos cabos y vemos el conjunto del conflicto, que hasta ese momento se nos mostraba como un rompecabezas imposible de descifrar. Lo que parecía un conflicto externo (o, cuanto menos, extraño) lo vemos finalmente como un conflicto pura y exclusivamente interno.

Ahora bien, una cosa es el punto de vista del personaje y otra muy diferente el punto de vista del autor / guionista. Ambos no tienen por qué coincidir. Normalmente la resolución del conflicto pondrá de manifiesto el punto de vista del autor, mientras que el punto de vista del personaje quedará claro casi siempre desde el principio.

Si pensamos en Salvar al soldado Ryan, cada personaje tiene su particular punto de vista respecto a la guerra, que se manifiesta en sus diálogos y, sobre todo, en sus acciones. Timothy es incapaz de disparar en toda la película mientras que hay otro que se encomienda a Dios cada vez que dispara. Timothy tiene un punto de vista pacifista (que no es el mismo del autor) hasta el punto de que cuando hallan al soldado alemán, consigue convencer a sus compañeros para que lo liberen. Al final, este soldado alemán regresará para acabar con la vida de muchos de sus compañeros, incluyendo al Capitán Miller (Tom Hanks). Entonces Timothy cambia su punto de vista, empuña un arma y mata a este soldado alemán. Ha aprendido la lección, ha cambiado el punto de vista, que ahora coincide con el del autor: “la guerra (matar), a veces, es necesaria”.

De ahí que la mayoría de protagonistas, en un principio, no compartan el mismo punto de vista del autor, sino que lo van aprendiendo a lo largo de la historia. Como el espectador ve la historia desde los ojos del personaje (desde su punto de vista) a la vez que el personaje “se transforma”, es decir, adopta el punto de vista que el autor desea que adopte, lo hará también el espectador.

En El Maquinista la culpa se puede vencer. El personaje lo aprende. Al final la vence y por fin puede dormir tranquilo (y librarse de ese tipo tan feo y desagradable que es Iván).

En El Exorcista: el comienzo, la versión prohibida, el protagonista (el padre Merrin) no se libra de la culpa, nunca la vencerá y está condenado a vivir con ella para siempre, atormentándolo. Mientras que la culpa se manifiesta como Iván en la película anterior, en ésta se manifiesta como el mismísimo Demonio. Ambos son distintas caras de la misma moneda: la culpa. En una, el personaje la supera, en la otra, lo perseguirá eternamente (como sabemos porque en El Exorcista este Demonio volverá para atormentar al pobre del padre Merrin).

En El Maquinista el punto de vista del autor respecto a la culpa es uno, en El Exorcista... es justamente el contrario. Ambos personajes lo aprenden y, consecuentemente, el espectador lo aprende.

Por ello, el autor-guionista debe tener muy claro su punto de vista, ya que éste determina sobremanera cada elemento de la historia. Si el autor no lo tiene claro, sólo parte de una vaga idea o simplemente dice “voy a escribir sobre la culpa”, seguramente el resultado será un guión contradictorio, confuso, o en el peor de los casos, contrario a sus propios principios (si el autor de El Maquinista pensara que la culpa no se puede vencer, al menos debería ser consciente de que su obra demuestra justamente lo contrario).

Si no es así, el guión dará tumbos, atormentará tu mente tratando de inventar nuevas situaciones que hagan avanzar la trama, la historia parecerá superficial, seguramente repleta de tópicos y resultará hueca, falta de contenido, vacía. Eso sí, tener una premisa oscura es tan malo como no tener absolutamente ninguna. Tenemos que tener muy claro nuestro punto de vista, a ser posible, formulado en una frase concreta y clara. Partir de “la avaricia, a veces, puede ser mala, pero no siempre, según las circunstancias” es como escribir un guión partiendo de un gorrito de lana. Puede dar para un par de páginas, pero poco más. Y de dudosa calidad.

Otro ejemplo: Hamlet. ¿Qué hace Hamlet? Dudar. Su objetivo es vengar la muerte de su padre, pero el principal obstáculo es de carácter interno: la duda. El personaje pone constante-mente en entredicho su propio objetivo. Y es que se trata de una obra sobre la duda. Hamlet es el personaje que universalmente siempre ha simbolizado la duda. Pero, ¿qué punto de vista tiene el autor sobre la duda? Veamos las consecuencias de la acción de Hamlet (dudar): muerte, muerte y más muerte. Ofelia, Polonio y hasta el propio Hamlet mueren víctimas de la duda. El espectador incluso se crispa. ¡El mismísimo rey muerto se le ha aparecido a Hamlet para que no haya duda sobre quién lo ha matado! ¡Viene del más allá para dar una misión clara y concreta a su hijo: matar a Claudio y así vengar su muerte! Aún así, Hamlet duda. El espectador no duda, y constantemente piensa “deja ya de dudar y actúa: mata a Claudio”. Mientras duda, va sembrando de cadáveres y desgracias el reino. Visto así, es claro que Shakespeare no era muy devoto de la duda. Casi podríamos definir la premisa de Hamlet como “No dudes, actúa”.

Por tanto, ante la misma situación; “el rey muerto se aparece a su hijo y le dice que vengue su muerte matando al usurpador del trono” un personaje tiene múltiples opciones de acción: matar sin dudar al nuevo rey, llamar a los cazafantasmas... pero Hamlet sólo puede hacer una cosa, la que le dicta la premisa: dudar.

Como vemos en todos estos ejemplos la premisa, el punto de vista del autor, determina todos y cada uno de los elementos del conflicto y nada se deja al azar o a la “inspiración”. Ya lo dijo Picasso: si aparece la inspiración, nos debe pillar trabajando.

Con motivo del estreno de American Buffalo el propio David Mamet dejó clara su premisa en una entrevista: “Lo que yo intenté decir es que en cuanto te apartas de la responsabilidad moral que has asumido, estás perdido”. Eso es una premisa.

Las premisas no son buenas ni malas, lo son las películas. Hacer apología de la violencia no es ni bueno ni malo. Cronenberg lo lleva haciendo toda su vida en maravillosas películas. Si piensas en Una Historia de Violencia, esta película narra la historia de un tipo que renuncia a la violencia, ¿y qué consigue con ello? Problemas y más problemas. Cuando vuelve a abrazar la violencia es cuando consigue empezar a resolver los problemas que le persiguen desde su pasado. Todos a su alrededor acaban reconociendo que la violencia es atractiva y “necesaria”. Hasta su mujer en la escena del polvo en la escalera, que al principio lo rechaza pero en cuanto él se va a apartar ella lo toma de vuelta para que acabe lo que ha empezado violentamente.

Hasta su hijo, al que enseñan que nada se resuelve con la violencia, sólo termina con sus problemas en el instituto a base de hostias como panes.

Todo en la película está al servicio de esta idea. Todos los personajes acaban abrazando la violencia como solución final a sus problemas. ¿Y funciona? Ahí está la clave. Si después de usar la violencia todo sigue igual o peor la premisa es “la violencia no conduce a nada” pero a saber: el protagonista deja de tener problemas y desaparecen los fantasmas de su pasado persiguiéndole y amenazando a su familia; su hijo deja de ser acosado en clase...

En esta caso, la violencia sí que compensa.

Otra aclaración:

Igual que no se puede levantar una casa sobre dos cimientos, difícilmente podremos levantar una película sobre más de un punto de vista (y menos sobre dos puntos de vista contradictorios). “Todo buen drama debe tener una premisa bien formulada”, Lajos Egri dixit.

Brander Matthews dijo “Un drama necesita tener un tema”, Jim Sheridan es más tajante, “Incluso en este mundo comercial, no veo el propósito de escribir a menos que tengas un punto de vista”; John Howard Lawson: “La idea raíz es el comienzo del proceso”; Alejandro Dumas Jr.: “¿Cómo puede usted decir qué camino toma si no sabe a dónde va?”; Kaneto Shindo, “Es importante escribir historias que nos inspiren para vivir”; Syd Field: “El lector tiene que saber cuál es la premisa dramática, es decir, de qué trata”.

ás interesante es lo que dice Aristóteles en su Poética: “¿Qué efecto produciría el que habla si su pensamiento se evidenciara sin necesidad de desprenderse de su discurso?”. Es decir, la premisa hay que demostrarla con la historia, de nada sirve que un personaje diga al final “He aprendido la lección, hay que actuar más y dudar menos”. Este tipo de recursos aparte de denotar una ingenuidad pasmosa, repugnan al espectador. Si al final de Salvar al soldado Ryan Timothy dijera precisamente eso: “he aprendido que a veces matar está justificado”, el espectador poco menos que abuchearía en la sala. La premisa no se dice explícitamente ni se demuestra de manera obvia, ha de ser hilvanada a través de todos y cada uno de los elementos del conflicto. Tanto el objetivo (qué quiere el personaje), como la necesidad (por qué lo quiere), como las acciones (qué hace para conseguirlo), como los obstáculos (que se interpone en su camino para conseguirlo), y no menos importante, la resolución del conflicto (¿consigue su objetivo? ¿Cómo?).

¿Significa esto que necesariamente lo primero que tenemos que tener es una premisa? No. Podemos encontrar la premisa por el camino, lo importante es hallarla. Podemos desarrollar el argumento de la historia, que es lo que tenemos claro y, con el argumento en la mano, desmenuzarlo hasta encontrar en él una premisa sólida y, claro está, que compartamos. En ocasiones simplemente hallamos que nuestro argumento trata de la avaricia, pero sin concretar las consecuencias ni el punto de vista sobre la misma. Entonces tomamos ese tema (la avaricia) y lo convertimos en una premisa (“la avaricia destruye” o “la avaricia es necesaria porque...”). Y, con esa premisa delante, rehacemos el argumento y ya estamos listos para escaletar.

Ahora bien, una vez hemos diseñado y tenemos claro nuestro punto de vista, y lo hemos expuesto en forma de premisa dramática, es conveniente reflexionar detenidamente sobre ella. ¿Qué estamos contando con nuestra obra? ¿Qué el amor es muy bonito? ¿Qué los negros son iguales a los blancos? Bueno, puedes rellenar la casilla de “¿Tiene usted una premisa?” y sentir que has hecho el trabajo (y lo habrás hecho), pero como artista deberías ser más autoexigente que eso. En estos casos el espectador puede –y así lo hace- decirse con petulancia: “¿No era lo que yo pensaba desde el principio? Ya sabía yo que los homosexuales, los negros, los judíos, las mujeres también son personas. Y mira por dónde, resulta que mi intuición resulta la cierta”. El espectador se siente superior a los acontecimientos y a la historia, fundamentalmente porque prevé el desenlace ideológico que la sustenta ya que para nada ha sido reflexionado como es debido.

Eso para empezar.

El autor dice “Voy a proponer soluciones a un problema en el que no me siento involucrado y ante el cual, además, me siento superior”. Eso lo hacen los políticos, los profesores y los padres. Quedarse en la mera frase -tan demagógica y por tanto política- “Pegar a la esposa está mal” y no decir nada es lo mismo, ¿o no? ¿Qué aportación o qué enseñanza puedes sacar de una película cuya mayor contribución intelectual consiste en enseñarnos que hay que querer a todo el mundo y respetarnos los unos a los otros?

Y peor aún me lo ponen aquellos que dicen “Yo prefiero no juzgar, sólo muestro en mi obra la realidad de lo que pasa”. En este caso la obra dramática será el equivalente a un telediario, ¿no? Pues permita que le replique: la gente no va al cine a ver un telediario. Cuando uno entra en el cine, debe estar con el ánimo dispuesto a decir: “Nos hemos reunido todos aquí para experimentar una comunión (catarsis), para descubrir de una vez qué coño es lo que pasa en este mundo”.

Stanislavsky ya habló de esas obras que simplemente “muestran” la realidad sin ningún punto de vista (cosa falsa, ya que el espectador siempre encuentra un punto de vista en toda obra, a veces incluso a pesar del autor). Son las obras que nos hacen pensar: “Vaya, vaya... es que... en mi vida... caramba... ¡ahora comprendo! ¡Menuda obra de arte! Vamos a tomar un café”. Y cuando uno regresa a casa ya no recuerda el título de la obra ni de qué trataba.

Y luego él señalaba que están las obras que pueden dejarnos una sensación de duda después de verla, replantearnos nuestros puntos de vista, nuestras ideas, que al día siguiente nos hacen pensar en ellas, y quién sabe si toda la semana e incluso toda la vida.

Más que los argumentos, que en ocasiones no superan la prueba del tiempo, las buenas premisas sobreviven a los siglos. La de Romeo y Julieta sirvió después de base para miles de dramas (West Side Story, Titanic, Pocahontas, Avatar...). Y es que las gentes cambian, las sociedades, los modos de vida... pero las grandes ideas permanecen.

Fue Samuel Johnson y no Carlos Marx quien dijo: “El deber de todo artista es contribuir a mejorar el mundo”. Y Meyerhold: “El pensa-miento ocupa el primer lugar. Una obra sobresaliente es excepcional, en gran medida, por sus ideas profundas, es decir, porque es visiblemente polémica, porque trata de ‘persuadir’ al público”. Amén.

jueves, 11 de marzo de 2010

El test de las rubias

Vale, este post es una gran chorrada, pero no he podido resisitirme a publicarlo, resulta que en una revista veo un anuncio de joyas. Vale, hasta ahí todo normal, pero... si sólo te enseño la parte inferior del anuncio, ¿sabrías decirme cuál de las modelos es la rubia del grupo?

Más abajo, la respuesta.













Increíble pero cierto, la rubia es la ÚNICA CON LA PIERNA LEVANTADA INCORRECTAMENTE. O sea, es un cliché que las rubias son... pero, o este anuncio está deliveradamente pensado para tomarme el pelo (que ya sería digno de un premio al ingenio más rebuscado) o, francamente, algo pasa.

Aquí va el anuncio completo.


martes, 9 de marzo de 2010

Tron Legacy

De nuevo una secuela o remake para treintañeros. Los menores de 30 desconocen lo que Tron supuso para nuestra generación, lo revolucionaria y especial que fue aquella pieza única que transportaba al interior de los video juegos. Sus innovadores efectos especiales no fueron la causa de su éxito, sino el cuidado diseño y su estilo visual único y deslumbrante (de hecho, ganó el Oscar al mejor vestuario).

Ahora, casi treinta años después llega su secuela, donde lo más impactante para todos será descubrir que el personaje interpretado por Jeff Bridges (reciente ganador del Oscar) Kevin Flynn sigue vivo y para poder encontrarlo su hijo deberá regresar al interior del video juego.

Ya vimos un teaser impactante. Ahora, llega el trailer:



Y el 17 de diciembre, la película (por supuesto, en 3D).

lunes, 8 de marzo de 2010

Oscars 2010

Los Oscars. ¿Y qué escribo yo ahora? Los vi en directo... bueno, los padecí en directo entre cabezadas. Qué aburrimiento, por dios. Como Yahoo, Antena 3 y demás güebs serias, voy a intentar hacer un seguimiento paso a paso de todo lo que pasó en la Gala, como reportero enviado en exclusiva al salón de mi casa para contarles lo que se cuece en la alfombra mojada de los Academy Awards:

2:31.- Coño, si es Neil Patrick Harris, mi Barney de toda la vida, que sale el primero en la Gala, ¿a quién se ha tirado esta vez para estar ahí arriba? Anda, canta igual de bien que en la serie, ¡esto me mola!


2:34.- Vale, ahora salen Steve Martin y Alec Baldwin, ¿alguien le puede decir al traductor que se calle? O traduce, o no, pero lo de balbucear palabras encima de los presentadores hace que ni los que hablan español ni los que hablan inglés nos enteremos de nada.


2:40. - Ah, vale, el gag de ponerse las gafas 3D lo pillo, será porque lo he visto ya más de cien veces en programas, shows y galas varias.


2:45.- Me abuuuuuuurro.


2:48.- Zzzzzzzzzz...


2:55.- Uy, me despierto y veo que han dado el Oscar al mejor actor de reparto a Christoph Waltz: plas, plas, plas, aplaudo tarde pero emocionado. Se lo merecía el hombre.


2:57.- Plas, plas, plas. Up gana el Oscar a mejor película de animación.


3:00.- Zzzzzzzz...


3:12.- Entreabro un ojo y veo a un señor recoger un premio. Parece que es el guionista de The Hurt Locker. Me vuelvo a dormir...


3:23.- Me preparo un café. Desde la cocina escucho el homenaje a John Hughes que no viene a cuento pero que a los treintañeros nos pone los pelos de punta por las de horas de video club que nos ha proporcionado ese hombre. ¿Por qué a él le dedican un ratazo con la de gente importante que murió el año pasado?


3:32.- Mejor corto de animación. ¿De verdad a alguien le ha interesado alguna vez este premio? Pues no, y sigue sin interesarle por más que pongan al barbudo Banderas en la tele vendiendo la moto.


3:34.- Corto documental, corto de ficción... que interesan lo mismo o menos. Cosa que no entiendo porque un primo del director de fotografía del corto documental es de Albacete. Parece que si no hay españoles los premios éstos importan una mierda.


3:35.- Zzzzzzzz... mejor maquill... Zzzzzzz... tar Trek... thanks to my aunt... Zzzzzzzz...


3:50.- Precious gana el Oscar al mejor guión adaptado. Espero que salga Juan y Medio diciendo que es una broma de Inocente Inocente... sigo esperando... sigo esperando...


3:55.- Mo'nique (¿qué nombre es ése? ¿quién es esta tipa?) gana otro Oscar para Precious... sigo esperando...


4:05.- Los decorados más monos son los de Avatar por lo visto. Suben unos señores que nadie sabe quienes son pero me alegra mucho ver ahí arriba a Rick Carter. Se lleva mereciendo este premio desde los años 80 y se lo dan por esta película en la que su trabajo ha sido... ¿tensar las telas verdes de los cromas?


4:07.- Zzzzzzz...


4:14.- Vestuario para otro truño de época. ¿Por qué sólo ganan este Oscar las películas con enaguas?


4:16..- Zzzzzzz... un vídeo sobre cine de terror donde han metido películas de tanto miedo como Eduardo Manostijeras o Bitelchús... ¿a qué ha venido esto?


4:20.- Otro café. The Hurt Locker se gana los dos premios al sonido. Por diez puntos, ¿quién me sabe decir la diferencia entre uno y otro?¿Por qué al sonido le dan dos y a efectos visuales sólo hay uno?


4:35.- Mejor fotografía Avatar... sigo esperando... ¿dónde está Juan y Medio? ¿De verdad iluminar cuatro cromas verdes es lo mejor que han hecho los directores de fotografía en el año 2009?


4:45.- Zzzzzzzzzz...


4:52.- Despierto de golpe. ¿Giacchino en el escenario? ¿Es verdad? ¿Por fin algo bueno en esta gala desde Neil Patrick Harris? ¡Olé por este tío que todo lo que hace lo borda!


4:55.- Mejores efectos especiales para... espera, si a Avatar le han dado fotografía o decorados, los efectos especiales se los darán a La teta asustada, ¿no? Pues no, mi razonamiento falla estrepitosamente.


4:58.- Zzzzzzzz....


9:34.- Despierto. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? Miro en oscar.com y me entero de que los premios que quedaban se los han llevado:El secreto de sus ojos, Jeff Bridges, Sandra Bullock y la Bigelow.


Eah, enhorabuena a los premiados y me voy a seguir durmiendo. Qué mala noche, por favor...

domingo, 7 de marzo de 2010

Reciclaje

Los músicos son muy dados al reciclaje, que su concienciación ecológica es digna de admirar. Danny Elfman o James Horner son los más concienciados y el primero ha vuelto a hacer algo curioso. Hace años ya que no nos sorprende con una obra de la talla de sus primeros trabajos allá por los 80 y principios de los 90. Atrás quedaron portentos como Batman, Edward Scissorhands o Black Beauty... pero ahora Alice in Wonderland es un proyecto de una talla demasiado grande como para volver a firmar un truño como The Kingdom o Terminator Salvation (uf). Así que, a falta de inspiración, ¿qué tenemos? Reciclaje.

En efecto, Alice es un refrito de Black Beauty (añadiendo coritos), una de sus más preciosistas composiciones, en este caso de allá por año 1994 (qué viejo me hago, aún recuerdo cuando me compré aquel disco en Virgin Megastore).

Por tanto, Alice es un trabajo sobresaliente que resultará en una de las mejores partituras del año. El problema es ése, el año, que esta banda sonora es una de las mejores del año... 1994.

Con ustedes, Alice in Wonderland.

sábado, 6 de marzo de 2010

Richard Kelly

La primera vez que tuve noticias de que este señor existía fue cuando descubrí la sobresaliente Donnie Darko. Desde entonces, intento seguirle la pista porque aquella película realmente me impresionó.

Pero empezó el declive muy pronto. Tras ver Domino pensé, "bueno, sólo es el guionista", pero cuando vi el director's cut de Donnie Darko no me podía creer cómo se podía convertir una obra maestra en una chapuza de mucho cuidado. Sobre explicativa, larga, tediosa... en fin, siempre me queda el Donnie original.

Lo peor ha sido ver The box y comprobar que, en efecto, el burro tocó la flauta. The Box intenta mantener el mismo espíritu, el mismo tono, pero da la impresión de ser la obra de alguien que intenta imitar Donnie Darko pero no termina de salirle bien. Tiene sus momentos, pero ni de lejos se acerca a su predecesora.

Una pena. Ya he dejado de seguirle la pista al señor Kelly y ni siquiera he visto Southland Tales; tal vez la vea, pero no con el ansia con que esperaba los trabajos de este hombre.

Y algo que todos nos preguntamos, ¿por qué en las películas de Richard Kelly el agua digital queda tan, tan cutre?