martes, 31 de mayo de 2011

Hans Zimmer en mareas extrañas

Dale al play y ve escuchando esto mientras lees el post (si quieres, claro):



Lo de Hans Zimmer empieza a ser ya algo increíble. Debe haber en algún desván un retrato suyo haciendo música mala porque es inexplicable que este hombre todo, pero TODO, lo que toca lo convierte en plutonio enriquecido (la bomba, vamos).

Sus bandas sonoras suelen ser geniales sin excepción. Haga lo que haga, todo le sale bien o genial. Y ahora llega esta "Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides". Ni el pobre de Rob Marshall ha conseguido -a juzgar por las críticas, que no he visto la peli- sacar a flote el proyecto y hacer algo a la altura de su antecesor. Eso sí, la música de esta película no es buena, ni siquiera genial, es un puto milagro.

Una de las grandes virtudes de Zimmer es saber escoger al equipo adecuado del que rodearse en cada proyecto. En este caso se ha hecho acompañar de los guitarristas mejicanos Rodrigo y Gabriela. El resultado es una obra maestra inconmensurable. Una de las mejores bandas sonoras ¿del año? ¿de la década? ¿del siglo?

No sé, no tengo la perspectiva del tiempo pero si sé que no me canso de escucharla. Y si has estado escuchando el tema de arriba, ya sabes de lo que estoy hablando.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Un nuevo documental

Esta semana he tenido una muy grata noticia, y es que volvemos a unirnos todo el equipo que hicimos el documental "Ignacio Sánchez Mejías: Más Allá del Toreo" para realizar un nuevo documental, en este caso sobre la figura de otro ilustre personaje histórico: Niceto Alcalá-Zamora. Aquí un avance de lo que será este trabajo, realizado tres años después del estreno de aquel otro documental que tantas alegrías nos dio.

Alcalá Zamora. Teaser from La Claqueta on Vimeo.

Y mientras tanto, estoy escribiendo el guión de un documental de pesca.

domingo, 15 de mayo de 2011

The Office


Allá por el 2004 (sí, el mismo año que “Perdidos”, los calendarios de la televisión mundial deberían haberse puesto a cero ese año) aparecía en la televisión británica un novedosísimo formato televisivo obra de los geniales Ricky Gervais y Stephen Merchant. Se trataba de “The Office”.

Aquel formato era tan original, sorprendente, único y, sobre todo, divertido que inmediatamente los americanos lo hicieron suyo como sólo ellos saben hacerlo: con un remake.

El remake era exactamente igual que el original pero de menor duración y con un humor mucho mas depurado y, por supuesto, al ser un formato americano, con más ritmo y empaque. Además, su protagonista, Steve Carrel, bordó el mejor papel de su carrera con una recreación del personaje interpretado por Gervais que le valió todos los premios habidos y por haber. Como a veces ocurre (no siempre) los americanos lograron superar el original.

Así, el formato americano de “The Office” en su primera temporada, aunque no genial, sí que resultaba brillante.

Además, con este formato pasó algo que tampoco suele ocurrir (que se lo digan a “Desperate Housewives”): la serie fue mejorando temporada tras temporada.

Y este año la serie ha llegado a su séptima temporada (la inglesa no pasó de la segunda). Una temporada brillante, magnífica, cuidada, tremendamente divertida y... trágica. Porque Steve Carrel, su protagonista, dice adiós a la serie. Así, los últimos capítulos de la temporada se han dedicado, precisamente, a la despedida de su personaje, Michael Scott.

Sólo por eso ha valido la pena que Carrel se fuera. Los capítulos han sido además de divertidos (como siempre) muy emocionantes y emotivos. Reconozco que verlo arrastrar su maletita por el aeropuerto, alejándose de cámara, me hizo saltar la lagrimita. Y cuando Scott se quita (finalmente) el micro y pregunta “¿esto se emitirá algún día?” casi me da algo de la emoción.

Adiós Michael Scott, te echaremos mucho, pero que mucho de menos.

lunes, 2 de mayo de 2011

El guión por rollos

En la película “Ed Wood” de Tim Burton, cuando el protagonista logra su primer trabajo como guionista-director el productor le pone una sola y única condición: que no tenga más de cinco rollos.

En ocasiones un guionista debe saber para cuántos rollos está escribiendo. Las películas de cine se dividen en rollos, cada rollo tiene una duración aproximada de unos diez o doce minutos y es importante saber si, como en el caso de Ed Wood, tenemos limitación de rollos.

En las películas cortas el primer rollo suele corresponder al primer acto (con excepciones, claro, “Psicosis” o “Marathon Man” ocupan más rollos en su primer acto), luego hay tres o cuatro rollos para el segundo acto y el tercer acto lo ocupan el quinto rollo y el sexto.

No es raro trabajar los guiones a partir de esta estructura por rollos, pues no es lo mismo una película de seis rollos que una película de diez rollos... o una de Peter Jackson, con innumerables rollos (y no sólo de película).