sábado, 30 de julio de 2011

Psicothriller



Gracias al estreno de la serie “The Killing” hemos visto el resurgir de un gran género.

El psicothriller, o thriller psicológico, tuvo su auge en los 90, aunque procede de mucho antes pero, como casi todo, acabó siendo víctima de su propio éxito, ya que la proliferación de obras de este género a finales de esa década hizo que surgiera mucha basura y el género empezó pronto a perder prestigio hasta que casi desapareció, quedando relegado a subproductos de bajo presupuesto con más ínfulas que resultados reales. Los 90 se inundaron de psicothrillers: "Análisis Final", "La Mano que Mece la Cuna", "Mujer Blanca Soltera Busca...", "Instinto Básico", “Resurrección”...

Actualmente el cine español recurre a este género con más fracaso que éxito, sobre todo porque, normalmente, las reglas y significado de este género suelen pasarse por alto para quedarse en la superficie del mismo. "La caja Kovak", "El niño de barro" o "La habitación de Fermat" así lo demuestran.

El thriller psicológico asentó sus bases en el filme de 1991 "El Silencio de los Corderos", que fue el que marcó la pauta y dictó las normas para hacer un psicothriller que no sólo entretuviese al espectador, sino que fuese capaz de dar obras mayúsculas con gran carga y contenido.

En un psicothriller debe haber un misterio, vale, y un malo y un bueno, vale también, y normalmente se suele mover en ambientes siniestros, demacrados y decadentes... pero la cosa no se puede quedar ahí, y ése es el problema que hundió el género a finales de los 90. No se trata de hacer una persecución de un bueno muy listo y un malo más listo todavía.

El psicothriller, para funcionar bien, debe tener otra capa debajo de la mugre y el misterio. El enfrentamiento entre protagonista y antagonista debe ser mental, eso también lo suelen tener en cuenta los guionistas pero, ojo, el mayor enemigo del protagonista, suele ser él mismo. Y eso a veces se olvida.

No se trata de dar al personaje protagónico un triste pasado lleno de traumas, eso no vale, aburre, y obliga a hacer flashbacks o a dar muchas explicaciones aburridas. El problema es que el protagonista debe cavar él mismo su propia tumba; sin quererlo, él mismo "ayuda" al villano a salirse con la suya. Pero la historia, la trama, le ayudará a "aprender a golpes" y cuando por fin, normalmente a mediados del segundo acto, el protagonista sabe lo que hace mal, deja de ponerse él mismo piedras en su propio camino para, con lo aprendido (normalmente debe aprender de sus errores), comenzar a resolver la trama y a ganar la batalla.

Fíjate en los protagonistas de muchos de los grandes psicothrillers de la historia, no necesitan traumas pasados (a veces los tienen, no digo que no, pero éstos deben servir para apoyar esta otra idea), sino que, directamente, son unos negados, unos aficionados con más defectos que virtudes. Clarice Starling es una estudiate del FBI, no llega ni a agente, y debe madurar de la noche a la mañana o se la comen viva (literalmente). O qué decir del incompetente David Mills (Brad Pitt) en "Seven", que no da pie con bola (si el asesino no se entregase solo, dudo que este piltrafilla lo hubiese atrapado en su vida). Igualmente, en “Memento” el protagonista tiene un pasado, vale, pero es su enfermedad lo que le aporta una tara que hace que "aquí y ahora" él mismo sea su principal obstáculo para resolver el misterio.

Para vencer al malo, el protagonista debe vencerse a sí mismo (ahí está “Shutter Island” como ejemplo extremo, que no único).

Así, sí.

Y como esto es un blog personal, aquí va mi lista personal de los que son, para mí, los mejores psicothrillers:

15. Condemned (sí, también valen video juegos)

14. Serial Experiment Lain

13. Heavy Rain

12. Zodiac

11. Sospechosos Habituales

10. Memento

9. El Maquinista

8. Death Note

7. Carretera Perdida

6. Seven

5. Donnie Darko

4. The Killing

3. Twin Peaks

2. El Silencio de los Corderos

1. Psicosis